Un pequeño niño
llorando
riendo
sonriendo
La pequeña
inocencia
de la vida
tan triste, resulta.
Los pequeños ojos
reflejan
cierta ternura
inexpugnable.
Llora
por el dolor
de la triste vida
que apenas comienza.
Mas ríe
porque
dice la verdad
tan pura.
Y sonríe
porque sabe
que su vida
mejora.
El niño es fuerte
crece, observa
aprende, de la vida
en sí misma.
Pues, el niño
es como el roble;
difícil
de socorrer.
Tan duro,
como la piedra
más preciosa
de la fas de la tierra.
Su mente,
un universo
de muchas conexiones
demasiadas.
Es innegable
¡el niño tiene potencial!
Ha pasado por mucho
pero ya no más.
Las cosas mejoran
se necesita tiempo
tiempo que se convertirá
en años de experiencia.
Pues, para que una piedra
luzca preciosa
se necesita la pulcritud
en la misma.
Aún así, el niño
seguirá llorando,
riendo, y sonriendo
pues la vida, así es.
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